No entiendo cómo un día se me transformó en un caos, no entiendo cómo ese día que normalmente es uno de los más felices se encauzó a la categoría de rarezas, mutando en algo que no encuentra definición y que se me hace esquivó denominar. La vida se me llena de cosas que no toman sentido y no toman el peso que debieran, prefiero llorar a que encontrar el momento perfecto para creer que las cosas han cambiado, la realidad es mucho mejor, en cuanto a los hechos que es mejor creer lo que esperamos de la vida, mejor enfrentar lo que es y no llenarnos de castillos volantes de pensamientos, que sin mas ni mas podemos tocar suelo rápidamente.
Hoy encontré lo que tenía como guarida desmantelado, paso un huracán y me dejo con las manos vacías, con las manos pidiendo abrigo, la estiré a mi espalda y ya no tenía quien cogiera de ella, quién fue el iluso que dijo que se tenía que escuchar la palabra amor para encontrar nuestro refugio? Es mas si pido el concepto amor, con qué derecho me lo haces de igual a igual al tuyo?
De a poco me enfrento a lo que tengo que hacer, me impresiona lo terca que se puede llegar a ser, quizás ese es el valor de lo que se quiere, luchar no siempre con el rostro lozano, sino que desarmado de lo que en ocasiones nos hace bien, expulsamos y a la vez mostramos algo de aquello a los confiables.
La vida se me llena de cosas extrañas, tengo los distractores de siempre que me ocupan el 90% del día, pero qué pasa cuando quiero volver a lo que me importa, qué pasa cuando llego a esos momentos conmigo misma, los que sin vitales y a la vez de los que estoy huyendo por estos días.
Se nota a lo que tanto he temido, ese temor a lo que no me rodea, ese temor a lo que me hace sentir sola, a pesar de que hay gente al lado. En ocasiones soy mal agradecida, pero necesito algo que no tengo y que me dejo con la mano expuesta, con la mano a la espera de una cogida que no se produjo y que no sucederá.
Me tomo las manos, las abrigo y confío en lo que en ellas y yo podemos lograr, mi refugio, mi encuentro que hoy se desordeno en el momento que cerré los ojos y me cegué en un no quiero y que al momento de abrirlos, o me cambiaron la luz o se cerro el espacio de quietud?
Dormir no entrega esa paz, no entrega lo que necesito, pero sí me da unos minutos en que no tomo el lápiz y sueño a ser historias que a lo mejor reflejan lo escondido de algunos pensamientos.